Mundial de Fútbol con Panini...

Ya estamos en la cuenta regresiva para la fiesta mundial de fútbol. Ya se siente un ambiente diferente, todo el mundo a la expectativa, contento...

Una de las cosas que prende aún más la fiesta, es el album de Panini, que marca la recta final de una larga espera que se prolonga por cuatro años.

Yo me emocioné toda cuando vi el álbum encartado en el Universal un domingo, y enseguida comencé a comprar barajitas...

Mi fiebre por el álbum de Panini comenzó cuando estaba haciendo la tésis en la universidad, mi compañera fue jugadora de fútbol y con ella me enganché.

En aquella época uno anotaba las barajitas que le faltaban en una hoja de cuaderno y allí iba tachando las que conseguía, pero ahora la vaina es más sofisticada, las faltantes las guardas en un archivo de excel y por el messenger la vas pasando a cuanto contacto esté metido en eso para mover el negocio.

Sin embargo, a pesar de que puedo comprar las que aún no tengo a través de la página de Panini, yo prefiero los bochinches que se arman cerca de cualquier kiosko o en los centros comerciales donde hay puestos de Panini para comprar o cambiar barajitas.

Me he ido varias veces al que está cerca del Gama de Los Palos Grandes, donde grandes y chicos negocian, compran, venden, en fin, manejan el mercado negro de las barajitas.

Allí se ve de todo, los mafiosos como les llamo yo, que son los que compran varias cajas de barajitas para vender el álbum lleno por Bs 400.000 y te venden cada barajita a 500, y llegan a pedir hasta 100.000 por la barajita blanca. Tienen como 100 de cada repetida y son súper ágiles revisando las cajas donde las guardan.

Están los padres que acompañan a sus hijos para que cambien y terminan ellos revisando las pacas y negociando con el vendedor, mientras el chamo se le queda mirando con la cara arrugada porque no lo deja ni siquiera mirar una barajita con la excusa de que: "si te dejo que lo hagas tú, te tracalean, yo me entiendo con esta gente".

También están los que dicen: estas no son para mi, vine a cambiar barajitas para mi sobrino, pero al ver como ponen los ojos puyúos cuando alguien les vende el banderín de Italia, te das cuenta de que sobrino un coño, son para él o ella, pero les da pena decir que están metidos en lo de las barajitas que se supone, es cosa de niños.

Si por eso es, yo soy una tripona entonces, y no me da pena decirlo, porque me emociona ver mi álbum cada vez más lleno, con mi equipo favorito completico y ligando poder conseguir las barajitas del equipo y el escudo de Alemania lo más rápido que pueda, porque ya quedan pocos días para que comience el mundial...