De Fritangas, Fotos y Pasaportes...
Ustedes se preguntarán qué tiene que ver el c... con las pestañas al leer este título. Ya sabrán por qué.
Finalmente, y después de meses de infructuosos intentos, ¡logré la cita para obtener mi pasaporte! Ya estaba a punto de tirar la toalla cuando un día decidí colocar la dirección de mis padres en Valencia, y al primer intento me aprobaron la solicitud.
Una vez establecido el día en que tenía que ir, me centré en los requisitos, y uno de ellos era "4 fotografías tamaño carnet fondo blanco". Como me pareció tan raro que no fueran fotos tamaño pasaporte sino carnet, leí la lista de requisitos no una ni dos, sino tres veces, para estar segura de lo que estaba leyendo.
Al siguiente día, y ya convencida de que la vaina era tamaño carnet, puse especial esmero en mi apariencia pa' cuando me tomaran la foto no salir espelucada y mal arreglada, me fui al foto estudio y pedí que me tomaran fotos de frente tamaño carnet con fondo blanco.
Con todo listo me fui el martes en la tarde a Valencia para estar el miércoles en la mañana en la oficina de la Onidex. Como algunas personas que habían ido antes me dijeron que no iba mucha gente, llegué al sitio como a las 7:30, cuando veo una cola que alcanzaba una cuadra llanera.
Ni modo, como es costumbre en este país, me dispuse a hacer la cola.
De inmediato llegaron otras personas y comenzaron a hablar entre ellas, y yo como quien no quiere la cosa paré la oreja a ver qué escuchaba. Una chica comentó que tuvo que tomarse las fotos de nuevo porque el fondo no era blanco, después otra más allá dijo que también la habían devuelto por lo mismo. Aquí ya la vaina comezó a ponerme nerviosa, así que saqué mis fotos y miré bien el fondo, que era blanco cuando me las tomaron, pero que por efecto del revelado tenían una sombra grisácea y pensé que sería el colmo que no pudiera hacer el trámite por una foto chimba.
Así que para cortar por lo sano, me acerqué hasta la oficina y le pregunté a una de las que estaba atendiendo a la gente si mis fotos pasaban la prueba, a lo que ella respondió que no, porque la cara se veía muy lejos... ¿qué tal? no era por el fondo, sino por la distancia. Carajo, si querían una foto con el lente pegado en la cara y en la que se me viera hasta la pepa del ojo ¿por qué rayos no lo especificaron en los requisitos?
Al ver mi cara, la funcionaria me dice con un tonito de benevolencia que no me preocupe, porque en el negocio del frente sacaban las fulanas fotos.
Yo salí buscando algún lugar que dijera por lo menos "Foto Estudio" pero no veía nada, llegué incluso a la cuadra de atrás, tampoco había nada. Hasta que por fin vi a una señora con una tira de fotos. Le pregunté dónde se las había tomado y me dijo que en todo el frente de la Onidex.
Por supuesto que no había ningún foto estudio, (qué ilusa yo), sino una taguara (no se le puede decir lunchería ni nada semejante a cuatro paredes con el techo de caña amarga de una casa viejísima), donde venden empanadas y además alquilan el baño por Bs. 500, pensando en los pobres mortales que tienen que pasarse horas en una cola frente a una oficina que no tiene, ni por asomo, sanitarios para el público.
El asunto es que en ese lugar, el más insospechado del mundo, estaba un hombre con una computadora, una impresora y un telón de fondo que alguna vez en su vida fue blanco, resolviéndole a la gente el rollo de las fotos y resolviéndose él, porque casualmente, a todo el mundo lo devolvían por las fotos, y a Bs. 8.000 por persona, saquen ustedes la cuenta, a ver si no era redondito el negocio que tenían los de la Onidex con este señor, quién usando un editor de imágenes ponía ese fondo de las fotos tan blanco como las sábanas lavadas con Ariel y la cara tan cerca que hasta los vellitos de las mejillas te los podías ver...
Esas vainas tan bizarras sólo ocurren en este país...
Bueno, al fin de cuentas que entre la fritanga y el calor que hacía, no había nada de glamour en las fotos, pero igual entregué todos los recaudos y dentro de unos 15 días tendré por fin en mis manos el tan ansiado pasaporte...